domingo, 7 de diciembre de 2008

Sans titre

Estoy fatiguée y no puedo con mi almita. Ayer fui a una fiesta de la Maison de Belgique en la Cité Universitaire, que es un campus enorme de residencias, una por país. Es un perfecto escenario para una película de terror americana adolescente de asesinos en serie. De hecho, llegamos a la conclusión, buscando la salida a las cuatro de la mañana, de que en realidad el césped tiene que estar sembrado de cadáveres de nerds y de animadoras tetonas. La fiesta en sí no estuvo mal, copas a dos euros me parece una descripción suficiente. En un momento dado, mis dos amigas españolas me sacaron afuera para hacerme un poco de gabinete de crisis, porque resulta que ahora me gustan los alemancitos serios y tímidos que tienen novia y leen a Foucault y se van de la fiesta sin despedirse de mí. Una especie de jugador de rugby, al que de confirmarse nuestras teorías sobre la tasa de mortalidad de la Cité Universitaire le quedaban dos telediarios, estaba muy pendiente de mis lamentos, aunque sin entender nada. Entonces le señalo y digo veis, seguro que éste no tiene ni idea de quien es Foucault, y miradle qué feliz… Y de golpe salta él todo ofendido, en una mezcla de español y sánscrito: futbol? Claro que se lo que es el futbol! Barça, Madrid, Sevilla, sois de Sevilla? Cuando esta mañana, en la ducha, me ha sobrevenido el recuerdo la maravillosa escena, me he imaginado a Foucault de delantero del Betis y casi me he hecho pipí como Mercedes Milá.